A lo largo de la historia moderna, los tatuajes se han
asociado prejuicio a la delincuencia. A
través de los siglos los tatuajes han sido las marcas de la realeza, de la
lealtad a una pandilla, de la devoción religiosa o las promesas de amor.
El Salvador posee una cultura vanguardista en un
determinado grupo social llamado ‘’Maras o Pandillas’’ el cual se caracterizan
por poseer en su cuerpo tatuajes como códigos de identidad en el que simbolizan la muerte, como algo muy
primordial para los miembros de estas bandas y todos sus símbolos de identidad
con la que adornan sus cuerpos. Para los criminales, los tatuajes pueden ser
utilizados para demostrar la pertenencia de compromiso y respeto a su
pandillas, y saber la historia personal de cada uno de ellos a través de sus
tatuajes en el que también se utilizan como medio de expresión personal y
suelen utilizar frases o imágenes
(a veces religiosas) para que se pueda ver lo que ha pasado en su vida.
En El Salvador ya no es común ver tatuajes solo en grupos
antisociales sino también a muchas personas que les atrae este arte del
tatuaje. Aunque para nuestra sociedad hay prejuicios negativos para las
personas que se tatúan, justificando que
solo las pandillas son quienes lo hacen o personas que no son de bien a la
sociedad; por la cultura de mente cerrada en la que vivimos en el cual los
tatuajes los asemejan como algo negativo que lo portan las personas de ``mala reputación``.
Otro ejemplo de prejuicio en nuestro país es que muchas empresas o lugares de trabajo
no dan oportunidad de empleo a personas que portan cualquier tipo de tatuaje
por el mismo pensamiento que son personas involucradas en cosas malas.
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